lunes, 26 de enero de 2015

En Siria ya no le queda nada a nadie

El Dr.Hayder Alwash de Médicos Sin Fronteras y su equipo trabajan con los heridos del conflicto sirio en el Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria. (Fotografías de Ton Koene en Ramtha)

Texto: Eva Corbacho y Laura Balague · Fotografías: Ton Koene (Domiz) y Yuri Kozyrev (Ramtha)
Laura Balagué: ¿Los sirios están solos?
Aitor Zabalgogeazkoa: Los han dejado solos. No ha habido una reacción ni habilidosa ni inteligente. El acuerdo al que se llegó para retirar las armas químicas interesaba a Occidente; y al gobierno sirio para poder ganar tiempo para conseguir un interlocutor necesario. Ocurre lo mismo con el bombardeo contra el Estado Islámico. La población no recibe ningún beneficio, al revés, donde no caían bombas ahora también caen.

Aitor Zabalgogeazkoa. Entrevista realizada por videoconferencia.
Eva Corbacho: Más de siete millones de sirios se han desplazado de un lugar a otro del país y más de tres millones se han refugiado en países vecinos. Una población en continua huida.
AZ: Es el conflicto con más muertos, heridos, desplazados y refugiados desde el genocidio de Ruanda y la guerra de los Balcanes. Un sufrimiento que no se veía desde principios de los años 90.
LB: Has sido jefe de misión en un gran número de países, ¿qué tiene de propio el conflicto de Siria?
AZ: Se trata de una guerra urbana producida en una zona con alta densidad de población. Era un país con unos ingresos medios, que ha visto caer de una manera brutal su nivel de confort. A todo esto, se añade el tema coyuntural, que Siria es un gran centro en el conflicto del Islam.
LB: Los sirios que cruzan las fronteras del país llegan de distintas ciudades como Alepo, la segunda ciudad más poblada del país y una de las más sitiadas.
AZ: Y porque no les queda más remedio. Del verano hasta hoy, llegan personas que ni se les pasaba por la cabeza acabar como refugiados en Turquía o en el Líbano. Han agotado, en estos años, todos sus recursos financieros y llegan, tan sólo, con una bolsa. Ya no le queda nada a nadie.
LB: ¿Cuál es la situación que has visto en Alepo?
AZ: Hay un nivel de destrucción comparable sólo a las imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Está siendo vaciada debido a la interminable ofensiva con barriles bomba que empezó el gobierno de El Asad a mediados de 2013 y a las condiciones de vida imposibles que hay en la ciudad.
EC: ¿Cómo llegan anímicamente los refugiados?
AZ: Es población mucho más vulnerable que la del inicio de la guerra. Han estado sufriéndola durante mucho más tiempo. Gran parte de ellos están muchísimo más afectados y traumatizados por lo que han visto y vivido.
LB: ACNUR, en uno de sus últimos informes, señala que los campos de refugiados se alcanzan a ver desde el cielo. Si sobrevolamos y reseguimos las fronteras de Siria, ¿cuál es la imagen aproximada que obtendremos?
AZ: Si volamos por encima de la frontera de Jordania, vamos a ver Zaatari. Es uno de los campos de refugiados más grandes del mundo. Ese no lo he visto pero sé que está ahí. En cuanto al Líbano, se está planteando cerrar las fronteras porque ya no puede asumir más población. Además, es uno de los países más vulnerables a todo el tema sectario.
LB: Y en Irak, ¿qué sirio hubiese imaginado acabar refugiado en un país hundido por la guerra…?
AZ: De hecho, la presencia de MSF en Siria empezó a partir de 2005 en Damasco atendiendo a niños y mujeres iraquíes que huían de la guerra. No teníamos entonces ningún proyecto en Siria pensando que iba a suceder lo que pasó. Durante las protestas civiles lo que hicimos fue atender las peticiones que había de los médicos independientes para tratar personas que no querían ir a los hospitales porque se sentían amenazadas.
LB: Turquía, la última frontera y el país que más conoces. ¿De quién os ocupáis allí?
AZ: Nosotros no trabajamos en los campos de refugiados que tienen unas condiciones relativamente buenas y que acogen unas 200.000 personas. Nos centramos en los refugiados no registrados urbanos, que para nosotros son los más vulnerables.

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Dr. Mustapha Khalil, coordinador médico de la clínica de MSF en el campo de refugiados de Domiz en el noreste de Irak. La clínica atiende a 60.000 personas. (Fotografías de Yuri Kozyrev)

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.
LB: ¿Cuál es su realidad?
AZ: De toda la masa de refugiados que no están registrados, los hay metidos en garajes, edificios a medio construir, gente que está viviendo en tiendas de campaña en el monte…Nosotros en Turquía lo que hacemos es financiar y apoyar toda la parte técnica y médica de una organización turca. Hay una clínica en la misma frontera donde atendemos todos los refugiados de una manera gratuita. Sobre todo, la gente que no se puede permitir otro tipo de atención.
EC: ¿Cómo entienden el mundo los niños y niñas que están creciendo con la guerra como estado habitual?
AZ: Tienen una capacidad de abstraerse brutal. Hacen lo que siempre han hecho los niños en las guerras. Juegan a fusilarse sin ser muy conscientes de lo que significa. Lo que me ha llamado la atención al atender a los niños heridos es que lloran poquísimo. No es que no les duela, es que no entienden lo que pasa. De quienes estaría más preocupado es de los chavales que ahora tienen catorce años.
EC: Y pueden combatir…
AZ: Ni siquiera van a tener la posibilidad de recuperar los estudios. Y son muy altas las probabilidades de que acaben muertos, presos o reventados contra una pared.
EC: ¿Los refugiados siguen el devenir de la guerra o, como en el caso de la Guerra Civil española, dicen aquello de “que acabe ya la guerra, gane quien gane” ?
AZ: La gente que ha visto pasar tres años de guerra no ve la luz al final del túnel y lo que quiere es que acabe para poder rehacer su vida. La falta de perspectiva en la suavización del conflicto o de arreglo político les hace muchísimo daño.
EC: Desde Médicos Sin Fronteras habréis visto historias de superación. ¿Nos podrías poner algún nombre?
AZ: La verdad es que no tengo muy buenas noticias.
EC y LB: ¿Ninguna?
AZ: No. Faltan medios para las rehabilitaciones físicas y psicológicas. Por cada muerto hay ocho heridos a los que no se les puede garantizar cierta normalidad. Hay escasez de medicinas y de material. Por ahora la parte negativa abruma y supera con diferencia. Me cuesta acordarme de una historia con la que me salga una sonrisa.
LB: Entonces preguntemos por todo lo contrario. Un rostro, un nombre marcado por esta guerra.
AZ: Ahmed. Era trabajador de Médicos Sin Fronteras. Ha estado arriesgando permanentemente. Llevando los equipos de un lugar a otro, asegurando que se pudiera operar, o en las difíciles negociaciones con grupos armados. Y hace unos meses, estalló una bomba mientras hacía la compra en el mercado. Ha muerto comprando unas naranjas.
LB: En un conflicto en el que la información sobre el terreno es muy escasa, posiblemente sean historias humanas las que falten. Desde MSF hacéis visible los rostros de la población civil con el proyecto ‘El coste de la guerra’   
¿Cuál es tu particular fotografía?
AZ: Para mí la fotografía de los últimos meses serían los niños bañándose en los agujeros que causan las bombas. Me parece la innovación en la reutilización última. ‘Tú me haces el agujero para reventar la carretera y yo me baño cuando llueve o las tuberías están reventadas’. Significa que la vida lo supera todo y, que pase lo que pase, al final la vida gana.
EC: Vida que se ven obligados a ganarse. El frío invierno sirio es otro obstáculo añadido. ¿Cómo afrontarlo un año más?
AZ: Para alguien que lleva viviendo tres años en una tienda de campaña, ésta no puede aguantar lo mismo que el primer año. Cada invierno es una piedra más para esta gente que no sabe cuándo va a acabar todo. Entre los enfrentamientos que hay en las zonas kurda, los bombardeos de la coalición, la ofensiva del gobierno sobre la ciudad de Alepo y la ofensiva de la oposición en el sur, la verdad es que son altas las perspectivas de desplazamiento y de refugio de más población. 

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

.Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Hospital de Ramtha, Jordania cerca de la frontera con Siria.

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Campo de refugiados de Domiz, Irak

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Campo de refugiados de Domiz, Irak.

Lo que más quiere el EI es ser atacado por Occidente

Después de la masacre de Charlie Hebdo, este investigador y académico de la Universidad de Bradford (Reino Unido) analiza uno de sus interrogantes: el grupo Estado Islámico, famoso por la difusión en las redes sociales de sus decapitaciones. Aquí explica su origen y desarrollo, los mitos creados a su alrededor y el desafío que representa para Occidente.
Entre los numerosos interrogantes que ha generado la masacre de Charlie Hebdo, uno que desconcertó a analistas es que los dos militantes que ejecutaron la acción en la revista en nombre de Al Qaida coordinaron su acción con Amady Coulibally, responsable de la toma del supermercado judío en París y de la muerte de una policía francesa, que reivindicó su pertenencia al Estado Islámico (EI). EI es un desprendimiento de Al Qaida que comparte su ideología ultrapuritana y su deseo de crear un califato –en lo posible mundial– gobernado por la Sharia o ley islámica, con similares dosis de segregación femenina, lapidación de adúlteros y homofobia, pero que están enfrentados a sus ex mentores en la lucha por convertirse en los únicos representantes de la Jihad. De ambos grupos, Al Qaida es el más conocido: una suerte de paraguas o sello que usan en distintas partes del mundo para llevar adelante la Jihad. Desde la muerte de Osama bin Laden en 2011, Al Qaida perdió terreno y el Estado Islámico saltó a la primera plana. A mediados del año pasado su avance en Irak pareció incontenible y las decapitaciones de rehenes occidentales, difundidas ampliamente por las redes sociales, lo convirtieron en el enemigo número uno de Estados Unidos. Paul Rogers, un especialista británico en seguridad y violencia política, analiza para Página/12 los orígenes de ese avance y explica cuáles pueden ser sus consecuencias.
–¿Cómo es su análisis de la masacre de Charlie Hebdo?
–Hay temas que reaparecen siempre cuando ocurre este tipo de hechos, como el debate sobre la libertad de expresión, la sátira, el derecho y el peligro de la ofensa y la provocación. La pregunta es por qué ha sucedido esto. Es una pregunta que se ha hecho en cada uno de los grandes atentados de los últimos 14 años, desde el 11 de septiembre, al de Madrid en 2004 y Londres en 2005. La respuesta es compleja, pero hay un contexto que unifica las distintas tramas en juego. El primer ministro francés Manuel Valls lo dijo cuando declaró que Francia y sus aliados estaban ahora en guerra con los islamistas. El “ahora” es significativo, porque para los islamistas la guerra lleva años. Es cierto que Francia no estuvo muy involucrada en Afganistán y no participó en la guerra de Irak en 2003, pero estuvo al frente del derrocamiento de Khadafi en Libia en 2011 y lideró la guerra contra Ansar Dine y otros militantes islamistas en Mali, Africa, el año pasado. Lo mismo ha sucedido con su participación en la guerra contra el Estado Islámico. Francia ha desplegado el portaaviones con carga nuclear Charles de Gaulle en el Golfo y está usando sus aviones de combate Super Etendard y Rafael. Justo el día previo a Charlie Hebdo, por pura coincidencia, el Pentágono hizo un recuento de la marcha de su intervención en Irak. En los cinco meses desde que comenzaron los bombardeos en Irak se ha arrojado un total de 5886 bombas y misiles contra 1900 objetivos. No hay un conteo de víctimas, pero con sólo pensar una persona por cada bomba dadas las ine-vitables víctimas civiles, podemos ver el argumento que ha circulado en las redes sociales islamistas que retratan a Charlie Hebdo como una represalia. Tanto Al Qaida como el Estado Islámico se benefician enormemente con la creciente tensión intercomunitaria en Francia, Alemania, el Reino Unido o Suecia. Cuanto más amenazados se sienten los musulmanes jóvenes, más gente está dispuesta a sumarse a la causa. Más aún si se ve la respuesta que dieron los grupos de derecha antiinmigración al estilo de Marine Le Pen en Francia o Nigel Farage en el Reino Unido.
–Una representación mediática occidental de Al Qaida y el Estado Islámico es que son grupos medievales y barbáricos que buscan destruir todo vestigio de modernidad en el mundo islámico. Las decapitaciones del Estado Islámico publicitadas por Internet han sido el símbolo más eficaz de esta visión. ¿Tiene algo que ver con la realidad?
–Hablar de medievalismo es peligroso. Hay muchos estados que en los últimos 30 años –ni qué hablar en los últimos cien– han tenido conductas espantosas. Ni siquiera hay que retrotraerse mucho: basta ver lo que está pasando en México. Y, sin embargo, no se habla con la misma ligereza de medievalismo. Se pueden describir ciertas prácticas y metodologías como medievales, pero si se quiere entender qué está en juego hay que tener en cuenta que esos métodos tienen un propósito. Son indudablemente despiadados cuando capturan prisioneros, sean iraquíes o sirios a los que ejecutan o decapitan, pero esta forma de terrorismo tiene un objetivo concreto con respecto al enemigo, que es minar su voluntad de combate y provocar deserciones masivas. O sea, por más que sea brutal, no es irracional, que es el concepto subyacente en los medios cuando se habla de medievalismo. La decapitación de rehenes occidentales también tiene un propósito, porque el Estado Islámico necesita reclutar combatientes, y la mejor manera de reclutarlos es ser atacado por los países occidentales. De esa manera se pueden presentar como los defensores del Islam contra sus enemigos y pueden señalar las intervenciones en Afganistán, Libia, Yemen, Somalia y otros países como prueba de que es Occidente el que ataca al Islam y no al revés. No es un argumento que atrae a la mayoría de los musulmanes, pero sí a algunos que terminan acercándose a sus filas.
–El Estado Islámico es un desprendimiento de Al Qaida. ¿Se puede decir que está reemplazándolo?
–La realidad es que no queda mucho de Al Qaida, aunque su idea y presencia se noten en movimientos como el de Boko Haram en Nigeria. En cambio, el Estado Islámico tiene una presencia creciente. Por eso hay una competencia en términos de representación de la Jihad islámica. Pero esta competencia tiene mucho menos valor en Europa, donde los islamistas se vinculan al Estado Islámico o Al Qaida dependiendo de los contactos que tengan, la inserción territorial o la organización.
–Visto desde el punto de vista de la racionalidad, el creciente éxito del Estado Islámico se puede comparar con la racionalidad eficiente de una empresa moderna, capaz de financiarse con la venta ilegal de petróleo y oro, con un buen aparato administrativo y uno excelente de propaganda, que utiliza a la perfección ese símbolo de comunicación hipermoderna que son las redes sociales.
–Exactamente. No cabe duda de que tienen un manejo bastante sofisticado de lo económico y, sobre todo, de la comunicación. Para los políticos occidentales es conveniente pensar que son irracionales, pero desde la perspectiva misma del Estado Islámico tienen un planteo perfectamente racional a nivel operativo y en el desarrollo de la organización. El problema que están enfrentando es que a medida que ganan más territorio tienen las responsabilidades de cualquier gobierno. Hoy tienen entre 4 y 6 millones de personas a su cargo. Necesitan, si no la lealtad de sus gobernados, al menos que no se les opongan. Cuando otro grupo fundamentalista, los talibán, ganó el poder en la mayor parte de Afganistán a mediados de los ’90, el pueblo los recibió como los que traían paz, orden y estabilidad. En unos dos o tres años la rigidez de su gobierno empezó a generar oposición. Y para 2000 ya eran muy poco populares y se mantenían en el poder gracias a un Estado superrepresivo. El problema de la gobernabilidad puede ser el talón de Aquiles del Estado Islámico. No en lo inmediato, pero sí en un par de años.
–En todo caso es una imponente fuerza militar. A partir de 2012, gracias a la guerra civil en Siria, el Estado Islámico comenzó a crecer y hoy domina territorio no sólo en Siria sino en Irak y aspira a la formación de un califato. ¿Quiénes lo componen?
–El Estado Islámico está constituido de cuatro elementos que, por el momento, funcionan de manera bastante compacta y homogénea. Está el núcleo, que es el más religioso, el islamismo salafí, que se origina en el Wahabi, similar a Al Qaida. Hay un segundo nivel que es el elemento militar, en el que predominan de manera desproporcionada los iraquíes que estaban en el corazón del movimiento de Al Qaida, que operaba en Irak hace unos seis o siete años y que combatieron contras las fuerzas estadounidenses y británicas en lo que era en la práctica una lucha clandestina. No son necesariamente religiosos, pero quieren recuperar terreno y rechazan la presencia extranjera, en especial de estadounidenses y británicos. Hay un tercer grupo que son fuerzas vinculadas al Partido Baatista del régimen de Saddam Hussein, que ha formado alianzas con el Estado Islámico. Y, por último, están los grupos que pertenecen a la minoría sunita iraquí, que estaba en franca oposición al gobierno central del chiita Nuri Almarki, un gobierno que continuamente marginalizó a los sunitas. El núcleo central es el elemento islámico revolucionario, pero si el Estado Islámico pierde cualquiera de los otros tres elementos, su futuro quedaría comprometido.
–¿Hay señales de contradicciones internas entre estos cuatro grupos que, a pesar de que se han mantenido unidos, son bien distintos?
–El núcleo, que está sobre todo en Siria junto a la parte militar, es muy compacto y se mantendrá unido a la larga. El elemento más débil son los grupos étnicos sunitas. Si el nuevo primer ministro iraquí Al Abadi tiene éxito en hacer un gobierno más inclusivo que tome en cuenta a los sunitas tanto como a la mayoría chiita y a los kurdos, entonces la alianza de estas etnias sunitas con el Estado Islámico puede debilitarse. Eso podría generar problemas para el Estado Islámico en Irak. No en Siria. En Siria, el Estado Islámico más bien puede extender el territorio que domina y no está bajo mucha presión del régimen de Assad, que se está concentrando más en los elementos no fundamentalistas de la insurgencia.
–¿Qué tan importantes son los llamados combatientes extranjeros?
–Tenemos estimaciones. Según la inteligencia estadounidense, cada mes van unos mil combatientes extranjeros a luchar en Siria, la mayoría de Medio Oriente, pero muchos de Occidente. Según este cálculo habría unos 16 mil combatientes extranjeros. De éstos, unos 500 serían británicos. Es interesante que los occidentales que se integran a las filas del Estado Islámico se de-silusionan muy rápidamente. Pero no todos. Algunos se quedan. En todo caso, los países que más han contribuido con combatientes son los de Medio Oriente, países como Arabia Saudita, Yemen, Túnez. Si bien estos combatientes extranjeros son importantes, no forman parte del liderazgo del Estado Islámico. El liderazgo está conformado por los de Siria e Irak. Pero estos combatientes extranjeros participan con frecuencia en acciones que exigen una alta dosis de coraje, como los ataques suicidas. Son muy importantes para mantener la presión militar porque recientemente el Estado Islámico ha sido neutralizado en su avance y hasta se ha visto obligado a replegarse un poco.
–¿A qué se debe este repliegue? Porque la intervención de Occidente, con los bombardeos aéreos que comenzaron en agosto, ha sido muy criticada y el mismo Barack Obama reconoció en un momento que no tenía una estrategia clara.
–A fines de octubre, las fuerzas de la coalición lideradas por Estados Unidos habían realizado más de 600 operaciones aéreas contra objetivos del Estado Islámico en Irak y Siria. El objetivo era limitar el avance del Estado Islámico en el noroeste de Irak para permitir que la fuerzas militares en el territorio del ejército iraquí y el kurdo se reagruparan. Pero en la consecución de este objetivo han sido más importantes los iraníes y las milicias chiítas. Por lo que sabemos, hay unidades de elite de la Guardia Revolucionaria iraní que han detenido este avance del Estado Islámico. En cuanto a Estados Unidos, el problema es que Obama es muy reticente a enviar efectivos militares en el terreno y el poder aéreo tiene límites. Las fuerzas irregulares del Estado Islámico, en especial las que lucharon contra la presencia estadounidense luego de la caída de Saddam Hussein, tienen mucha experiencia en la lucha y saben cómo eludir el bombardeo aéreo.
–Es decir que desde el punto de vista militar sólo se puede hacer un avance significativo con tropas en el terreno y eso Estados Unidos no lo quiere hacer, por lo que apuestan a la alianza con Irán y el entrenamiento de las fuerzas iraquíes, con la esperanza de que ellos mismos puedan derrotar al Estado Islámico.
–Exactamente. El problema es que el bombardeo aéreo y mucho más una intervención terrestre es lo que más quiere el Estado Islámico porque le resultaría invalorable como arma de propaganda, ya que le permitiría presentarse ante los musulmanes como un nuevo ejemplo de la defensa ante la cruzada de los invasores. Así las cosas, las opciones son continuar con el bombardeo aéreo y el entrenamiento de las fuerzas iraquíes con la esperanza de que derroten al Estado Islámico en Irak o impedir una expansión mayor del Estado Islámico, reduciendo sus fuentes de financiamiento, de manera que pierda el apoyo de la gente que intenta gobernar. Esta opción, que tomaría unos tres o cuatro años, tiene más posibilidades de éxito, pero no es la estrategia actual. El problema adicional es que, más allá de la estrategia que adopte en Irak, queda todavía Siria, donde el Estado Islámico no va a ser derrotado simplemente con bombardeos aéreos. Una intervención terrestre en Siria sería todavía mucho más costosa que en Irak.
–Estados Unidos cambió su posición frente a Irán a raíz de este conflicto. ¿Puede ser que termine cambiando su posición con Siria y el gobierno de Al Assad de la misma manera que con Irán?
–Es posible. Si uno mira la región en conjunto, puede decir que el mejoramiento de la relación entre Estados Unidos e Irán es positiva para la región, ya que va a generar más estabilidad y va a disminuir la posibilidad de conflicto. Esto preocupa tanto a Arabia Saudita como a Israel, que siempre han estado pendientes de lo que pasa en Irán. Un tema dominante de la campaña electoral en Israel será la amenaza iraní, pero la realidad es que el gobierno de Obama está decidido a mantener una buena relación con Irán. Esto abre un interrogante sobre su actitud futura con el gobierno de Al Assad en Siria, que cuenta con un fuerte apoyo de los iraníes y, también, de Rusia. Obama está apostando a contener al Estado Islámico para que, con el tiempo, termine descomponiéndose internamente. El problema es precisamente el tiempo. En ese tiempo, Estados Unidos espera entrenar a las fuerzas iraquíes como para que puedan hacer frente al Estado Islámico, pero al mismo tiempo la campaña aérea le sirve enormemente a Estado Islámico como arma de propaganda.
–Irak siempre fue una entidad inestable. Saddam Hussein la mantuvo unida con una dictadura, pero la realidad es que entre la mayoría chiíta, los sunnitas y los kurdos en el norte parece haber más divisiones que posible unidad. ¿Cómo ve el futuro de Irak?
–En Irak, la mayoría chiíta y los kurdos fueron marginados durante el período de Saddam Hussein. A su caída, con el gobierno chiíta de Nouri Al-Maliki, se marginó a la minoría sunnita. Con Al-Maliki el futuro era negro. Creo que ahora, con el primer ministro Al-Abadi, tiene más posibilidades de estabilidad porque parece que está intentando formar un gobierno de unidad mucho más compacto e inclusivo. Hay que recordar que Irak es un país potencialmente rico. Tiene casi el 10 por ciento del petróleo del mundo. Si se logra un gobierno inclusivo puede que haya posibilidades de que se pueda controlar al Estado Islámico.
–Medio Oriente parece hoy en una disyuntiva entre lo que queda de la Primavera Arabe, el fundamentalismo y los gobiernos autocráticos. ¿Cómo ve el futuro de la región?
–Hace casi cuatro años desde que aquel joven tunecino se prendió fuego y desató la llamada Primavera Arabe. El movimiento tuvo un lado fuertemente secular, en Túnez, y todavía más en Egipto. En los primeros cuatro o cinco meses estaba claro que, si podía haber un avance hacia un gobierno de transición basado en los derechos humanos, eso sería muy mala noticia para los fundamentalistas porque profundizaría una búsqueda de mejores gobiernos de manera democrática. Cuatro años más tarde ha habido algún progreso, como la transición en Túnez y un proceso de reforma en Marruecos, pero en el resto de la región se ha visto un regreso a la autocracia. Como no se ha avanzado hacia una mejor forma de gobierno, más democrática y con mayor respeto de los derechos humanos, movimientos como el Estado Islámico han renacido. Hay que recordar además que la Primavera Arabe comenzó como un levantamiento contra las autocracias y por los derechos humanos, pero también como un movimiento contra las fuertes divisiones socioeconómicas en países que no tienen petróleo. Y ésa sigue siendo la situación. Túnez, que es el país donde más se ha progresado en esta transición, es también uno de los que más combatientes extranjeros suministra al Estado Islámico. Y en gran medida la razón de fondo es el desempleo y la marginalización que afecta al país y a muchos otros en la región.

El legado de Abdullah

Tras la muerte del rey Abdullah, los mandatarios occidentales se han apresurado a subrayar su dimensión de estadista y a aplaudir las tímidas reformas que auspició. No podía ser de otra manera si tenemos en cuenta la sólida alianza que esta monarquía absoluta mantiene, desde su creación en 1932, con EE UU y las principales potencias europeas. No obstante, su largo reinado, de casi veinte años si le sumamos los diez años que actuó como regente, ha tenido más sombras que luces.

Arabia Saudí es uno de los principales productores mundiales de petróleo, con 9,5 millones de barriles de petróleo anuales, lo que ha servido para catapultarse como centro de gravedad del mundo árabe. También alberga en sus territorios los lugares sagrados de La Meca y Media, lo que le da también una importante ascendencia sobre el mundo islámico. De hecho, los monarcas saudíes interpretan que el petróleo es una bendición divina y que, en consecuencia, debe emplearse para expandir el Islam, una religión de vocación universal, por todos los confines del mundo.

Fue precisamente el boom petrolífero de la década de los setenta el que posibilitó a Arabia Saudí abandonar la periferia y reafirmar su centralidad en los sistemas árabe e islámico. También le permitió establecer un estado rentista que compró la paz social a cambio de regar con generosas subvenciones al conjunto de la población. Para ello contó con un aliado esencial: el estamento religioso, que vela por la aplicación y el cumplimiento del wahabismo, una corriente extremadamente rigorista del Islam. Este pacto también se ha traducido en el decidido apoyo a la expansión del wahabismo por todos los confines del mundo islámico, lo que ha acentuado las tensiones en muchos países musulmanes que tradicionalmente practicaban un Islam más tolerante, alejado de los rigores de un wahabismo anclado en el pasado que reniega de la modernización.

El boom petrolífero fue seguido del boom demográfico. De hecho, el 65% de la población saudí tiene menos de 30 años y el 50% menos de 15. Este es precisamente uno de los principales retos del nuevo monarca Salman, ya que estos jóvenes tratarán de incorporarse al mercado laboral en el curso de los próximos años y el reino parece incapaz de proveer empleos para todos ellos, lo que podría espolear la frustración y extender el descontento hacia una monarquía inmovilista que ha demostrado su escasa voluntad de introducir reformas de índole política, económica y social.
 Can Saudi Arabia’s New King Manage a Restive Middle East?
Debe tenerse en cuenta que Arabia Saudí sigue restringiendo severamente las libertades públicas y pisoteando los derechos humanos, además de segregar a la mujer, que desde que nace hasta que muere, es considerada una ciudadana de segunda categoría. El reino que ahora loan nuestros mandatarios carece de Constitución y prohíbe los partidos políticos y sindicatos. Además aplica una versión anquilosada de la ‘sharía’ y mantiene la pena de muerte, que tan sólo en los últimos dos años ha acabado con la vida de más de 150 personas, muchas de ellas degolladas. Uno de los sectores que más ha sufrido las arbitrariedades gubernamentales ha sido la minoría chií, que representa un 15% de la población, y que sin embargo carece de libertad de culto.

Tampoco la política exterior saudí ofrece un historial excesivamente positivo. El principal logro de Abdullah, si así pudiéramos denominarlo, ha sido torpedear la denominada Primavera Árabe apagando las voces que reclamaban una democratización de la región. En este sentido, Arabia Saudí capitaneó el frente contrarrevolucionario ya que una eventual democratización del mundo árabe era contemplada como una amenaza existencial. Para impedir el efecto contagio no dudó un instante a la hora de intervenir militarmente cuando Bahréin, uno de sus vecinos, fue alcanzado por la ola revolucionaria. De otra parte financió generosamente a los movimientos ultraconservadores salafistas en un intento de crear un contrapeso a los Hermanos Musulmanes, mucho más proclives a introducir reformas y a transitar el incierto camino de la islamodemocracia. El apoyo saudí al golpe de estado en Egipto mostró a las claras hasta dónde estaba dispuesto a llegar Abdullah para truncar cualquier conato de experiencia reformista.
El otro gran quebradero de cabeza para Abdullah ha sido el progresivo ascenso de Irán, su principal rival en la región. Desde la invasión estadounidense de Irak, Irán no ha dejado de ganar posiciones gracias a su alianza con los regímenes de Bagdad y Damasco. La rivalidad irano-saudí ha incendiado la región provocando una peligrosa intensificación del sectarismo en el golfo Pérsico y Oriente Medio. La lógica del ‘enemigo de mi enemigo es mi amigo’ ha catapultado a grupos radicales como el Estado Islámico o Al Qaeda, que campean a sus anchas por varios países de la zona, tal y como se puede ver hoy en día en Siria, Irak o Yemen.

Si en algo ha tenido éxito Abdullah ha sido en reconducir las relaciones entre Arabia Saudí y EE UU e impedir un choque de trenes que habría amenazado la propia supervivencia de la monarquía. Tras los atentados del 11-S se elevaron numerosas voces críticas que pidieron una revisión de esta alianza contra natura entre dos países que se sitúan en las antípodas en cuanto a su modelo de vida y a sus valores. La loa fúnebre que el presidente Barack Obama ha dedicado al recientemente fallecido monarca muestra a las claras la apuesta de la Administración norteamericana por el mantenimiento de un ‘matrimonio de conveniencia’ que, a pesar de todas sus contradicciones, todavía parece resultar rentable para ambas partes.

PALESTINA, UNA HISTORIA MODERNA, de A. W. Kayyali


Bósforo Libros
Traductora: María Delgado

Por Santiago González Vallejo (CSCA)

Abdel Wahab Kayyali, palestino, escribió este libro desde su exilio en Beirut. La primera edición en árabe fue publicada en el año 1970 desde la asociación creada por él mismo, en el año 1969, la Fundación Árabe de Estudios y Publicaciones, en árabe المؤسسة العربية للدراسات والنش. La primera versión en inglés fue hecha en 1978.

 

Fue miembro del panarabista Frente de Liberación Árabe y del Comité Ejecutivo de la OLP. Fue asesinado en su oficina de la Fundación en 1981.

 

Estudió en Londres y ello le permitió acceder a los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores británico y a los de organizaciones sionistas radicadas en el Reino Unido.

 

El libro ‘Palestina, una historia moderna’ es el desarrollo de su tesis doctoral ‘Reacciones árabes palestinas al sionismo y al Mandato Británico 1917-1939’.

 

El texto de Kayyali recoge en sus páginas los informes reservados de las autoridades coloniales británicas a sus superiores gubernamentales (algunas veces cada párrafo es la síntesis informativa de un mes) acotadas por numerosas contribuciones documentales de protagonistas palestinos y sionistas. Informes donde se comprueba la política y colusión del Imperio británico y del movimiento sionista de apoderarse de Palestina, forjar allí un Estado judío, baluarte de Occidente en el estratégico camino de la India, cercano a la península de Sinaí y Suez. Esa política se vio reforzada en tanto se descubrieron los yacimientos de petróleo para ‘proteger’ los intereses británicos y controlar a los pueblos de la zona. Pero no es sólo un planteamiento económico, es la narración del desarrollo de una ideología supremacista y racista, la sionista, en el espacio de Palestina contra sus habitantes.

 

Este libro empieza con el porqué del cambio de una inmigración mesiánica judía, puntual, del siglo XIX a un proceso sionista de colonización y destrucción de los habitantes y pueblo originario y desprecio a los judíos orientales, que vivían como uno más dentro de las diferentes religiones en la zona. Se detiene en 1939, pero todos los ítems de la ocupación actual de lo que queda de la Palestina histórica están recogidos en el texto de Kayyali y eso es lo que hace más revelador y actual la obra. Y de necesaria lectura.

 

Una obra que tendría que haber sido traducida y divulgada para conocimiento de tanto comentario en los medios que se quedan en el último suceso sin atender al proceso de colonización y eliminación dictada por la ideología supremacista sionista.

 

Todos los ítem de la colonización están documentados en el libro: favorecer la inmigración judía para legitimar la ‘protección’ británica frente, primero, a los otomanos y tener una base humana de apoyo a sus intereses imperiales; una ideología sionista nacida del fracaso modernizador europeo donde la ciudadanía estuviera por encima de estados identitarios, que ocasionó y ocasiona la existencia de  grupos o nacionalidades que reclamen esta condición sobre el de ciudadano pleno de igualdad de derechos. El maltrato y la persecución de los judíos y la aceptación de parte de éstos a esa clave identitaria motiva el plan estratégico sionista de conformar un Estado (se decidió que fuera en Palestina y se rechazaron otros lugares) para los judíos; una estrategia sionista supremacista y racista que no buscaba la integración sino el desplazamiento de los habitantes originarios, los palestinos, cristianos y musulmanes. Es revelador que desde el principio la directriz era ocupar espacio, con la compra de tierras, y dar trabajo sólo a judíos, expulsando a los campesinos y desplazando a los palestinos y desde siempre con aceptación inglesa de esa discriminación (¡).

 

Por último, el libro señala la perspicacia desde el principio de los palestinos de los propósitos sionistas: “Si las personas honestas no vienen al recate de los palestinos (…) su suerte será similar a la de los indios americanos. El sionismo es un Estado dentro del Estado otomano y pone en peligro la existencia misma de los árabes de Palestina” (Falastin, 29 de marzo de 1914). Esta cita recogida por Kayyali es indicativa de que el enfrentamiento entre colonizadores y posibles colonizados era inevitable desde el principio y que los palestinos, la población originaria,  desde el comienzo de la colonización ya se revelaron: La historia de la lucha de los palestinos por su supervivencia, arrastrando muertos, presos y deportación y penurias mil, no comienza con la declaración de independencia israelí de 1948 o del plan de partición de las Naciones Unidas, del año 1947.

 

Y siempre la complicidad inglesa, explicitada por la Declaración Balfour de dar a los judíos, sin contar con la opinión de los colonizados árabes palestinos y a su costa, un ‘Hogar Nacional Judio’, ratificado poco después, por esa política imperialista que supuso el Mandato Británico tras el desmembramiento otomano y la traición a las aspiraciones panarabistas. Política continuada posteriormente de forma imbricada por los Estados Unidos a resultas del lobby sionista.

 

Kayyali, de forma perseverante y minuciosa, con esa documentación citada al comienzo, reconstruye esa historia planificada de destrucción de Palestina y su pueblo. Y también, el porqué de cómo las diferencias de clase (en sentido marxista) hace que ingleses (y sionistas) atrapen a la clase pudiente palestina y atemperen con los líderes religiosos o con los gobernantes ‘protegidos’ árabes de la zona para que, con palo y zanahoria, consideren mejor mantener su estatus declinante que rebelarse contra el expolio de primero campesinos, obreros y poco a poco, como queso de gruyere, intentar deshacerse del pueblo palestino, hasta hoy. Ya en los años 30 hay planes de cantonización, de división con un reparto siempre ventajoso para los sionistas y eliminación de una posible Palestina. Sin concesiones. Una y otra vez, los palestinos planteaban un Estado único, con iguales derechos para sus habitantes, incluidos los recién llegados, siempre rechazado por los dirigentes sionistas.

 

Un libro que documenta argumentalmente todos esos pasos y que explica la continuidad sionista en las décadas posteriores.

 

Por último, señalar que este libro ha sido posible por el esfuerzo de una gran (y pequeña) editorial Bósforo Libros que ha permitido aflorar un clásico imprescindible para conocer la historia y de cómo se escribe la historia. Y gracias a la aventura exitosa de una campaña de microfinanciación colectiva hecha a través de la plataforma namlebee.com, con la apuesta por este proyecto del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.


 

martes, 13 de enero de 2015

CHARLIE HEBDO y la DOBLE MORAL. El caso Maurice Sinet.

En 1999  el caricaturista francés de extrema izquierda Maurice Sinet fundó, junto a otros periodistas, la revista satírica “Charlie Hebdo”. El semanario  se ha caracterizado por sus polémicas portadas y artículos, especialmente aquellos en que hace burla de las religiones.  Fanáticos (y no tan fanáticos) católicos y musulmanes han considerado blasfemas dichas publicaciones.  La revista recibió muchas amenazas de fundamentalistas musulmanes. Finalmente dichas amenazas se hicieron realidad y desataron una matanza al personal de Charlie Hebdo. Francia está viviendo una ola de terror. El mundo, en su gran mayoría, repudia estos asesinatos y actos terroristas; como tiene que ser. Considérenme en esa mayoría.

En julio de 2008, Maurice Sinet publicó una sátira referente al próximo matrimonio entre el hijo del presidente Sarkozy con  la heredera judía Jessica Sebaoun-Darty. La publicación afirmaba que el joven Sarkozy (22 años) planeaba convertirse al judaísmo para poder “tener una larga vida”.

Comentaristas políticos  franceses consideraron  prejuiciosa dicha publicación.  Se alegaba antisemitismo;  un “ataque”estereotipado a la comunidad judía y a su “éxito social”.

Philippe Val era el editor de “Charlie Hebdo”; le pidió a Maurice Sinet que se disculpara por lo publicado. Sinet le contestó “PREFIERO CORTARME LAS BOLAS”.

Maurice Sinet fue despedido de “Charlie Hebdo” por no ofrecer disculpas. Sí, despedido por no ofrecer disculpas a la poderosa comunidad judía en Francia.

Muchos “intelectuales” franceses apoyaron al editor P. Val por haber despedido a Sinet de “Charlie Hebdo”.

En Francia existe una ley que condena publicaciones que inciten el odio racial o religioso. La “LEY” fue usada para demandar a Sinet. El grupo LICRA (Liga Contra el Racismo y AntiSemitismo) demandó a Maurice Sinet.  No demandó a “Charlie Hebdo” que se lavó las manos despidiendo a Sinet.

Mientras tanto, la revista  “Charlie Hebdo” continuó con sus publicaciones en contra de las religiones musulmana y católica. Mientras sea a ellos, la ley no existe.

charlie catolicos  cHARLIE jESÚS  mahomet-etoile   charlie musulman

¿Libertad de expresión?

NO cuando se trató de Maurice Sinet y su “comentario” sobre la boda entre el hijo del presidente Sarkozy con  la heredera judía Jessica Sebaoun-Darty.

El caricaturista brasileño LATUFF resumió muy bien en 2012 esta doble moral de los medios occidentales (incluyendo a Charlie Hebdo). Es “libertad de expresión” cuando se hace burla de los musulmanes y es “antisemitismo” si se hace burla de los judíos.

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Israel logra deshacerse de dos corresponsales españoles 'molestos'




'El País' y la agencia Efe han cedido a las presiones del Gobierno israelí y han prescindido casi simultáneamente de sus delegados en Jerusalén. Ambos periodistas cubrieron la sangrienta invasión militar de Gaza el pasado verano y el rotativo madrileño manipuló los titulares de las crónicas de su corresponsal para edulcorar la terrible realidad en la Franja.

Dos periodistas españoles se han visto obligados a abandonar recientemente su destino en Jerusalén cuando apenas llevaban unos meses en la ciudad santa. Según todos los indicios, detrás de los ceses está la presión que altos funcionarios israelíes han ejercido sobre los responsables de la agencia Efe y del diario El País.

Autor de cuatro libros de historia contemporánea sobre Oriente Próximo, Javier Martín ha sido el delegado de Efe desde el pasado enero, pero recientemente se le comunicó que debía dejar Jerusalén y hacerse cargo de la corresponsalía en Túnez, a la que se incorporará en los próximos días. Por lo tanto ha durado menos de un año en Jerusalén.

Paralelamente, la dirección de El País ha decidido prescindir de su corresponsal en Jerusalén, Juan Gómez, apenas seis meses después de su nombramiento. Las dos partes han alcanzado un acuerdo para “rescindir voluntariamente el contrato” que unía al periodista con el periódico sin concretar ningún motivo.

En medios periodísticos de Jerusalén y Madrid se vinculan los ceses con la cobertura de la última invasión militar israelí de la franja de Gaza, la llamada "Operación Margen Protector", que Javier Martín y Juan Gómez cubrieron el pasado verano. En esta operación murieron unos 2.100 palestinos, la inmensa mayoría civiles, incluidos 519 niños, así como 66 soldados y cinco civiles israelíes, incluido un niño.

Según fuentes de Efe en Madrid, desde la invasión, funcionarios de la Embajada de Israel han contactado en varias ocasiones con la sede de la agencia pública española para protestar por la cobertura de la guerra tanto ante el presidente José Antonio Vera, exdirector de La Razón, como ante los responsables de Internacional.

La Aviación israelí bombardeó la oficina de Efe en Gaza el 31 de julio, en pleno conflicto. A lo largo de la guerra algunos periodistas sufrieron una fuerte presión, especialmente en las redes sociales.La portavoz de la Embajada de Israel en Madrid, Hamutal Rogel Fuchs, acusó a la corresponsal de TVE, Yolanda Álvarez, de confundir el periodismo con el activismo y de ser una activista de Hamás y una correa de transmisión de Hamás, imputándole así apología del terrorismo.

Fuentes diplomáticas españolas han indicado que estos hechos suscitaron cierto malestar en el Ministerio de Exteriores de Madrid, aunque no consta que el malestar se haya concretado de ninguna manera.

Los periodistas extranjeros en Jerusalén sufre una creciente agresividad de funcionarios israelíes y hasta amenazas de muerte en las redes sociales
Algunos periodistas destinados en Jerusalén han denunciado la “agresividad” de funcionarios israelíes, así como de elementos israelíes que participan en la guerra de la Hasbara o Propaganda utilizando para ello principalmente las redes sociales, y que en alguna ocasión han lanzado amenazas de muerte contra los periodistas.

“El linchamiento de periodistas fue particularmente duro durante la invasión de Gaza y se ha recrudecido desde que el Parlamento español aprobó instar al Gobierno al reconocimiento de Palestina, una resolución que no es vinculante, en noviembre”, comentaron en medios periodísticos de Jerusalén.

El cese de Juan Gómez obedece a las discrepancias que se han declarado entre el corresponsal y la dirección de El País a raíz de la invasión de Gaza, según la información quePúblico ha recabado en el rotativo madrileño.

Las divergencias entre Juan Gómez y la dirección de El País yafueron señaladas en el blog de Luis Matías en Público durante la invasión, cuando este periodista advirtió que los titulares de las noticias que publicaba El País no se correspondían necesariamente con los textos que firmaba su corresponsal.

El periodista Gervasio Sánchez, de El Heraldo de Aragón, que también observó esas divergencias, agregó que igualmente existía una disconformidad entre los textos y las fotografías que los acompañaban. Las incongruencias fueron patentes asimismo para los seguidores de la cuenta Twitter de Juan Gómez que luego leían El País.
Con el nuevo director de 'El País', Antonio Caño, la cobertura de las noticias sobre Palestina son mucho más del gusto de la Embajada de Israel en Madrid 
En la redacción de El País se señala que las noticias procedentes de Jerusalén son examinadas cuidadosamente para no herir la sensibilidad de la Embajada de Israel. Esto está detrás de la desaparición de párrafos significativos y de la esmerada y escrupulosa titulación que se da a las crónicas sobre Israel y Palestina.

Las mismas fuentes subrayan que la nueva dirección del periódico mantiene excelentes relaciones con la Embajada de Israel. Un diplomático israelí ha reconocido en privado que la cobertura que hace El País de las noticias relacionadas con Israel “ha mejorado sustancialmente” desde la incorporación Antonio Caño a la dirección en la primavera pasada. “Ya no es como antes”, ha dicho el diplomático israelí.

Estas fuentes internas de El País añaden que Antonio Caño ha introducido una “nueva sensibilidad” en todo lo relacionado con el Estado judío. Se da la circunstancia de que la mano derecha de Caño, el director adjunto David Alandete, fue el anterior corresponsal en Jerusalén. En la redacción se considera que los dos mantienen muy buena sintonía con el movimiento neoconservador de Estados Unidos, una de cuyas directrices es el apoyo incondicional a Israel. Tanto Caño como Alandete estuvieron destinados con anterioridad en Washington.

Sin embargo, tras la anterior invasión israelí de Gaza en 2009, la devastadora "Operación Plomo Fundido", El País ya se libró al año siguiente de otro corresponsal molesto, Juan Miguel Muñoz, que no escribía conforme a la política de la dirección del periódico contemporizadora con respecto a Israel.

Javier Martín, de 42 años, y Juan Gómez, de 36, han dicho telefónicamente a Público que prefieren no hacer comentarios sobre sus ceses. Gómez, que previamente fue corresponsal de El País en Berlín durante seis años, ha confirmado que el contrato “se ha rescindido” y ahora regresará a Madrid para trabajar en un nuevo proyecto.

En medios de El País se comenta que el cese de Juan Gómez se ha producido “por mutuo acuerdo” y no ha sido una “destitución”, si bien se reconoce que la cobertura de la invasión de Gaza suscitó “tensiones” entre la dirección y el corresponsal.